Este blog probablemente hubiera tomado el título de este disco si no hubiera existido ya una web con ese nombre, lo que me llevó a volver la vista hacia aquel estremecedor blues-gospel de Blind Willie Johnson que en cierto modo está en el origen de buena parte de la música que disfrutamos hoy. Así pues, esta es una entrada muy especial, ya que abre la lista de mi discoteca básica de jazz, y no con un disco cualquiera, sino con mi favorito, lo cual es una confesión con la que se puede decir que muestro mis cartas. Podría parecer una elección caprichosa, por qué no señalar alguno de los grandes revolucionarios de la historia de esta música: Charlie Parker, Ornette Coleman, o de los sospechosos habituales en las listas de álbumes clásicos: Kind of blue, A love supreme. Y sin embargo no lo es, ya que aunque no sea comparable en importancia o influencia a esas obras maestras, representa como ningún otro el ideal del espíritu que aspiro a encontrar en un disco de jazz.
Su estilo se inscribe en lo que podríamos calificar como post-bop avanzado propio de los 60 que tuvo su expresión más influyente en el segundo quinteto de Miles Davis, pero que además generó una impresionante serie de discos publicados en el sello Blue Note por un grupo de músicos aventureros cuyos caminos se entrecruzan en esas grabaciones. Quizás los más famosos de ese ramillete sean Out to lunch! de Eric Dolphy y Point of departure, del que ya he citado aquí como mi músico favorito: Andrew Hill. Pero hay sobre todo una trilogía a la que profeso una admiración singular: One step beyond, también de Jackie McLean, por supuesto este Destination out!, y Evolution de Gracham Moncur III.
McLean fue en su juventud uno más de los muchos imitadores de Charlie Parker, pero al contrario que la mayoría de ellos no se quedó atrapado para siempre en ese papel, sino que tras su paso por la banda de Charles Mingus supo evolucionar hacia nuevos horizontes. Su participación en Pithecanthropus erectus, esa obra adelantada a su tiempo del gran contrabajista, le marcaría profundamente. Let freedom ring fue su gran salto al vacío influenciado por Ornette Coleman y fascinado por el uso agresivo del registro sobreagudo, pero es en One step beyond donde alcanza la madurez de esa evolución.
Destination out! es su continuación y para mí la quintaesencia de ese estilo que mira hacia delante a la busqueda de nuevos caminos sin sucumbir a los excesos del free. El título es toda una declaración de intenciones, yendo más allá de los que juegan con el difícil equilibrio de moverse entre la tradición y la vanguardia, como aquel In 'n out de Joe Henderson, aquí la elección es clara, no pone el énfasis en el punto de partida sino en el destino y esa exclamación final en la sensacional portada diseñada por Larry Miller parece anunciarnos lo excitante del viaje que nos aguarda. Como en los otros dos discos de esa trilogía de ensueño del año 1963, coinciden aquí con McLean el vibrafonista Bobby Hutcherson y el trombonista Gracham Moncur III. Completan el quinteto Larry Ridley al contrabajo y Roy Haynes a la batería. De que se trata de una obra colectiva da fe el hecho de que Moncur firme hasta tres de las cuatro piezas del álbum.
Esoteric es el tema más arriesgado con sus constantes rupturas rítmicas, Kahlil the prophet (la única composición de McLean) posee una urgencia sin parangón con el típico sonido incisivo y casi desafinado del saxofonista, Riff raff es uno de esos blues sinuosos tan característicos del trombonista, pero mi favorita es la pieza que abría el disco, la sencilla balada Love and hate, exageradamente lenta y enigmática, pero de una pasmosa fluidez, en la que uno queda hechizado desde esas primeras notas del vibráfono por su emocionante belleza.
mclean fue un raro. como nosotros, pero de otra division.
ResponderEliminarDan ganas de escucharlo solamente por el texto de la entrada, yo le di una oída superficial, así que me lo apunto como un deber. Muchas gracias por el aporte.
ResponderEliminarSaludos,
Vas de discazo en discazo, Caye. Al final vas a tener buen gusto y todo, jejeje
ResponderEliminarUn abrazo
Las portadas de Blue Note no sé que tienen pero me dejan encantado. No conocía a Jackie McLean, me quedé en obras clásicas típicas. Este que has puesto es un temazo.
ResponderEliminarMuy buen post, coincido con Paco. Dan ganas de agenciarselo sólo por lo que cuentas.
Un Saludo
Bueno Chals, tampoco te pienses que esta elección, que por cierto ha surgido a raíz de una idea de Pharoah, forero de Jazzitis al que agradezco sus contribuciones en la sombra al blog, es una rareza. Puede que en la época esta clase de música no fuera la más popular, pero con el tiempo (y esto ya tiene 47 años, parece increíble con lo actual que sigue sonando) no ha hecho más que ganar en prestigio e influencia, hoy no es nada fuera de lo normal encontrar gente que su músico favorito sea Hill o para los que esta trilogía o algunos parecidos sea su Santo Grial.
ResponderEliminarSiempre me ha echado para atrás la palabra free, posiblemente por ignorancia, además das en el clavo, "nuevos caminos sin sucumbir a los excesos del free"... eso es otra cosa.
ResponderEliminarQue conste que a mí me encanta el free pero no deja de ser un estilo con medio siglo de vida tan criticable cuando se cae en la mera imitación como cualquier otro. Y por otro lado llevado al extremo se puede convertir en una tiranía, Sam Rivers lo explica perfectamente en la frase que ha escogido Pachi en su blog.
ResponderEliminarBueno, este disco de McLean (como One Step Beyond)puede tener influencias del free de Ornette pero tambien tiene carga de jazz modal, muy propio de la epoca
ResponderEliminarPor supuesto, dado que las dos grandes figuras del momento, Miles y Coltrane, estaban totalmente inmersos en el jazz modal, era difícil escapar a su influencia en los primeros 60, sobre todo en estos músicos más inquietos.
ResponderEliminarVaya discazo, también uno de mis preferidos. Una obra maestra que suena absolutamente moderna hoy.
ResponderEliminarLa verdad es que como aficionado al jazz siempre había existido para mi un escalon bastante perceptible desde el bop hasta el free. Entradas como esta me sirven para conocer, comprender e investigar que no es que haya un escalon demasiado amplio entre uno y otro estilos, es que por en medio existen otros más pequeñitos.
ResponderEliminarSuena muy bien el Love and hate Caye, buen post. Saludos a ti y a todos!!
Exacto, Ned, las rupturas son casi siempre un camino gradual. De esta clase de discos seguirán cayendo cosas por aquí, esto es solo el comienzo, fíjate que todavía no he puesto ni siquiera un disco de Andrew Hill. Todo se andará. Gracias a todos por los comentarios. Me alegra un montón que a a alguién le interese algo de lo que pongo y me anima a seguir.
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