Hiperactivo es un adjetivo que se queda corto para describir a John Zorn. El saxofonista ha convertido su propio sello Tzadik, con medio millar de referencias, en un universo propio inclasificable, y The Stone, su local del East-Village, en el nuevo centro neurálgico del 'downtown' neoyorkino. Aunque ha tocado todos los estilos imaginables, el cuarteto Masada, en el que combinaba el modelo de Ornette Coleman con la música judía, y su larga lista de derivados ha sido quizás su mayor logro, tanto que la fórmula parece estirarse en exceso aún a costa de dejar en el camino el elemento sorpresa tan propio de la obra zorniana.
Ya hemos comentado aquí la velocidad a la que nos abruma con nuevas grabaciones, aun siendo imposible estar al día de toda su producción, sí advertimos un cambio de rumbo en los últimos tiempos hacia lo que a falta de mejor denominación podríamos llamar música de 'fácil escucha', el reverso del experimentalismo extremo de sus bandas de hardcore.
En realidad este elemento ha estado presente desde siempre en su obra (The Gift sería el precedente más cercano), fruto de su admiración por Lex Baxter, Henry Mancini, y otros maestros de la música instrumental de los 50 y 60, pero también por estilos tan diversos como el cool de Dave Brubeck o el funk de los Meters. Zorn no suele incluir su saxo en este tipo de propuestas, sino que su papel se limita al de compositor e ideólogo.
El ejemplo más claro es The Dreamers, un sexteto etiquetado por Zorn como surf-rock con Marc Ribot (guitarra), Kenny Wollesen (vibráfono), Jamie Saft (piano y órgano), Trevor Dunn (bajo), Joey Baron (batería) y Cyro Baptista (percusión) que publicó el disco homónimo en 2008, la espléndida secuela O'o el pasado año, y acaba de protagonizar Ipos, el volumen 14 de la inacabable serie Book of Angels (segundo bloque del repertorio Masada).
Otra serie de discos que podría incluirse en este cajón de sastre tiene como aglutinador al pianista Rob Burger, músico de sesión en numerosos discos de pop (Rufus Wainwright, Lucinda Williams) y reciente incorporación al círculo de Zorn, que el pasado año publicó el delicioso Alhambra love songs con el siempre exquisito Greg Cohen (bajo) y Ben Perowsky (batería). Este mismo año el trío ha sido el núcleo de una nueva formación que completada con Kenny Wollesen y el arpista Carol Emmanuel ha publicado dos discos más: In the search of miraculous y Goddess: music for the ancient of days, en el que se incorpora Marc Ribot. En este último el papel preponderante de la guitarra y ciertos toques de rock progresivo lo acercan a The Dreamers, cerrando el círculo e invitando a trazar paralelismos entre Zorn y otro fenómeno aparte: Frank Zappa (si bien a Zorn no le queda tiempo para la faceta de provocador o de creador de frases célebres).
Más que una aventura casual, quizás este tipo de discos, que a pesar de su eclecticismo no son en absoluto un pastiche, sean los más representativos del verdadero estilo de Zorn, y éste en realidad no haya sido nunca un músico de jazz al uso con otros intereses, sino que ha construido sus propios mundos en los que el jazz es sólo una influencia más junto al rock, la música contemporánea, y todo lo que haya caído bajo su insaciable apetito.
Gracias Caye, me pillo The Gift que con los referentes que mencionas tiene que ser buen disco. Pero no sé si podrías recomendarme algo más experimental de entre su extensa discografía. A Zorn solo lo conocía de oidas, pero para que te hagas una idea no sabía ni que era saxofonista.
ResponderEliminarGracias!!
Bueno tú sabrás, si no tienes nada de Zorn quizás deberías empezar por Masada o alguna de sus variantes y así no te equivocas, o si te va el jazz más clásico no te pierdas los News for Lulu, o si quieres algo más original The Big Gundown tocando la música de Morricone, algo más experimental ya me da reparos recomendarlo y más a no iniciados.
ResponderEliminarPero bueno, como digo en la reseña cualquiera de estos discos que nombro me parecen también representativos, son muy accesibles y pueden ser también una buena entrada en su música.
Saludos, Cayetano:
ResponderEliminarCreo que describes muy bien ese universo sin principio ni fin de don John. Yo creo que Zorn es un genero en sí mismo. Dentro de unas decadas, cuando sea imposible clasificar algo, irá a la estantería de "Zorn" (bueno, algo parecido hacen ahora con "jazz"). Por cierto, a mí me encantó "The Big Gundown".
Me resulta muy interesante tu blog, así que te enlazo.
Salud.
Gracias, Troglo, encantado de que te pases por aquí. De hecho en muchas tiendas Tzadik está en un cajón aparte y así no se complican la vida. Me olvidaba decir que todos los discos que cito en la entrada (y como 100 más, entre otros la reedición de Tzadik del Big Gundown) están en Spotify, así que puedes echarles una oída, Ned.
ResponderEliminarlo del universo zorn es toda una ventaja para los vendedores de discos. pueden meter como dices en un cajon "tzadik" todas esas cosas que van del jazz al rollito radical judio, paasnado por el rock, el hardcore, el noise... en los que no tiene porque aparecer zorn pero son editadas al paraguas de su nombre. lo que siempre me ha sorprendido es que existe un publico que sin mayores problemas se tragan eso sin mayores planteamientos.
ResponderEliminarun disco que me gusta recomendar (quiza lo pondria tras los "new for lulu", claro) es el dedicado ala musica de ornette con tim berne. una lastima que ese jazz electr4ogamberro haya caido en desgracia en ny (osea en el mundo del jazz).
Aunque Zorn sólo aparezca en los créditos de producción y arreglos, "Lucifer: Book Of Angels Volume 10" firmado por el Bar Kokhba Sextet es una pasada.
ResponderEliminarSaludos,
Max
Bueno, en efecto tengo una cuenta en spotiffy, así que en cuanto tenga un poco de tiempo y sosiego ya me dedico a oir los discos que habéis recomendado. Gracias!!
ResponderEliminarOye Ned, como he visto en tu blog que conoces a Joe Lovano, quizás te interese oírle en Stolas el Vol. 12 del Book of Angels.
ResponderEliminarPues me lo apunto Caye, gracias tio!!
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